Religión - Actualidad Metropolitana
Ciudad del Vaticano, 7 de septiembre de 2025
En una Jornada de profunda significación para la Iglesia actual, el Papa León XIV ha canonizado hoy a Carlo Acutis, convirtiéndose en el primer santo de la generación millennial, y a Pier Giorgio Frassati, en una ceremonia histórica celebrada en la Plaza de San Pedro, ante miles de fieles y jóvenes reunidos en torno a un nuevo símbolo espiritual.
Lo que ha hecho este evento particularmente conmovedor y único: la presencia de su madre, Antonia Salzano Acutis, y de sus dos hermanos, un gesto cargado de emoción y espiritualidad que ha subrayado la dimensión familiar del llamado a la santidad, y que ha sido ampliamente destacado por medios católicos y el Vaticano.
El legado vivo de Carlo Acutis
Con tan solo 15 años, Carlo murió de leucemia pero dejó una huella perdurable mediante su fervor eucarístico y su ingenio tecnológico. Había diseñado una página web sobre milagros eucarísticos que se convirtió en una herramienta de evangelización digital ampliamente reconocida.
Considerado un modelo para los jóvenes del siglo XXI, Acutis es hoy visto como un puente entre la fe tradicional y la era digital. Su mensaje resuena con fuerza entre adolescentes y adultos jóvenes que buscan autenticidad, sentido y trascendencia en un mundo hiperconectado.
Pier Giorgio Frassati: de distinta época, misma inspiración
Frassati, joven laico fallecido en 1925, se une a Carlo en este momento de canonización. Conocido por su entrega a los más pobres y su profunda espiritualidad, su santidad complementa el perfil contemporáneo de Acutis con una dimensión de servicio tradicional.
Una ceremonia significativa bajo el pontificado de León XIV
Este acto marca la primera canonización del pontificado del Papa León XIV, quien asumió el trono en mayo de 2025. Su decisión refuerza el énfasis en los jóvenes y el acercamiento de la Iglesia al mundo moderno, sin renunciar a los valores fundamentales.
Reflexión final
La canonización de Carlo Acutis simboliza una llamada para los jóvenes de hoy: vivir con generosidad, con propósito y sin miedo a ser auténticos. Su ejemplo se convierte en una brújula espiritual contemporánea, mientras que la presencia de su familia añade una profunda dimensión humana al extraordinario momento. Junto a Pier Giorgio Frassati, renace así una santidad que habla al corazón de la Iglesia en estos tiempos.
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