Política- Actualidad Metropolitana
Por: Actualidad Metropolitana | 10 de octubre de 2025
La líder opositora venezolana María Corina Machado ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, un reconocimiento que trasciende las fronteras de Venezuela y pone de nuevo en el centro del debate mundial la crisis democrática que vive el país desde hace más de una década.
El Comité Noruego del Nobel justificó su decisión afirmando que Machado ha sido distinguida por su “incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y su lucha por una transición pacífica de la dictadura a la democracia”.
A sus 58 años, la ingeniera industrial se ha convertido en una de las figuras más emblemáticas de la oposición al régimen de Nicolás Maduro, quien se mantiene en el poder desde 2013. Su liderazgo, a menudo desafiante y firme, la llevó a encabezar el movimiento opositor durante las elecciones presidenciales de julio de 2024, cuyos resultados oficiales fueron ampliamente cuestionados.
Una vida entre la persecución y la esperanza
Machado ha pagado un alto precio por su activismo. Desde que el gobierno venezolano la inhabilitó políticamente por 15 años, ha enfrentado hostigamiento, amenazas y una vida en la clandestinidad. Pese a ello, decidió permanecer en Venezuela, una decisión que, según el Comité del Nobel, “inspiró a millones de personas a no rendirse ante la represión”.
En su primera reacción tras conocer el anuncio del galardón, Machado declaró:
“Este es el logro de un movimiento, de una sociedad. Lo recibo con humildad y agradecimiento en nombre del pueblo de Venezuela. Estamos a las puertas de la libertad”.
Sus palabras reavivan la esperanza de muchos venezolanos dentro y fuera del país, y consolidan su figura como un símbolo global de resistencia civil.
El eco internacional de un premio político
La noticia llega en medio de una creciente tensión entre Caracas y Washington. El gobierno de Donald Trump, que reconoce la victoria del opositor Edmundo González en las elecciones de 2024, ha incrementado la presión sobre Maduro, incluso con presencia militar en el Caribe.
Este contexto geopolítico ha generado interpretaciones divididas: para algunos, el Nobel representa una reivindicación de la democracia venezolana; para otros, una decisión con carga política que podría tensar aún más las relaciones internacionales.
Incluso el presidente ruso Vladimir Putin se refirió al tema, sugiriendo que el comité ha “politizado” en ocasiones el premio. Sin embargo, para millones de venezolanos, la figura de Machado simboliza algo más simple y profundo: la esperanza de volver a elegir libremente.
De Caracas a Oslo: un premio con sabor a lucha
Aún no está claro si María Corina Machado podrá asistir a la ceremonia de entrega, prevista para el 10 de diciembre en Oslo, debido a su situación de clandestinidad. Pero su nombre ya ha quedado grabado en la historia: es la primera venezolana en recibir el Nobel de la Paz, y apenas la segunda persona del país distinguida con un Nobel, después del científico Baruj Benacerraf en 1980.
Su trayectoria, marcada por la perseverancia, la convierte en un símbolo no solo para Venezuela, sino para toda una región que enfrenta los desafíos de la represión, la desigualdad y la fragilidad institucional.
Más allá del Nobel
El premio a Machado plantea una pregunta de fondo: ¿puede un galardón internacional ayudar a cambiar la realidad de un país asfixiado por la crisis?
Para muchos venezolanos, la respuesta está en el eco que genera su lucha. Mientras el régimen de Maduro se aferra al poder, la historia parece abrir un resquicio para la esperanza. Y desde Oslo, la voz de una mujer —ahora Nobel de la Paz— recuerda al mundo que la democracia no se mendiga: se conquista.
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