Opinión- Actualidad Metropolitana
Lunes 12 de febrero de 2024
Concejal de Itagüí
Como concejales, tenemos la responsabilidad de ejercer control político sobre la administración municipal, funciones que están claramente definidas en la Constitución Política. Entre estas responsabilidades se encuentra la regulación de las funciones y servicios municipales, la aprobación de planes de desarrollo y ordenamiento territorial.
Los concejales también contamos con la facultad para elegir al personero y al contralor municipal, y de determinar la estructura municipal. Además, es nuestra responsabilidad llevar a cabo el control político, lo que implica citar a los secretarios de despacho y proponer mociones de censura cuando sea necesario.
Con el proceso de paz, la participación de la oposición ha generado cambios en la conformación del Concejo Municipal, gracias al estatuto de la oposición establecido por la ley 1909 de 2018. En Itagüí, por ejemplo, no se añade una curul adicional a las 17 existentes; en cambio, la persona que obtuvo el segundo lugar en las elecciones para alcalde puede ocupar la curul 17.
Al tomar posesión, los partidos con representación en el Concejo tienen la opción de escoger entre ser concejales de gobierno, de oposición o independientes. Sin embargo, en Itagüí, desde la administración pasada, se han utilizado artimañas para que los concejales de oposición verdadera no puedan participar en la mesa directiva, a pesar de que la ley de oposición les otorga esta posibilidad. Esto ha resultado en que aquellos que apoyaron al alcalde en la campaña ocupen lugares que, por ley, deberían ser ocupados por concejales de oposición.
Los ciudadanos de Itagüí merecen concejales comprometidos con el debate constructivo y el bienestar de la comunidad. En apenas mes y medio de sesiones, hemos visto cómo el recinto del Concejo se ha convertido en un lugar para exponer las discrepancias entre aquellos que anteriormente gobernaron juntos y que hoy ya no mantienen la misma cercanía. Nuestra postura en el Concejo será la de hacer una oposición responsable, dirigida a quienes han monopolizado las oportunidades de la ciudadanía, dejando a la ciudad estancada, como evidencian obras como el Metroplús, que lleva casi 20 años en espera de completarse.
El Concejo Municipal debe evolucionar más allá de ser un mero órgano de respaldo al alcalde en turno; debe convertirse en un espacio donde se debatan los asuntos clave de la ciudad y se contribuya de manera significativa a su transformación social, económica y política. A título personal, como concejal, he propuesto diversos proyectos de acuerdo que podrían beneficiar a la comunidad. Lamentablemente, debido a mi posición como concejal de oposición, todos han sido rechazados o archivados. Esta situación plantea una pregunta relevante a los ciudadanos: ¿realmente conocen la labor de sus concejales?
Cada itagüiseño merece una representación comprometida y activa en el Concejo Municipal, capaz de abordar los desafíos de la ciudad con seriedad y responsabilidad. Es hora de que el Concejo se convierta en un verdadero motor de cambio para Itagüí, donde las ideas y propuestas, independientemente de su origen político, sean consideradas en aras del bienestar colectivo y el progreso sostenible.
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