Opinión - Actualidad Metropolitana
Viernes 7 de marzo de 2025
Por:Walter Betancur Montoya
¿Dónde está la Dirección de Desarrollo Económico cuando más se le necesita?
La economía de un municipio no se mide solo por números fríos, sino por la vitalidad de sus calles comerciales, el optimismo de sus emprendedores y la confianza de sus inversores. Los datos recientemente revelados por la Cámara de Comercio Aburrá Sur sobre el comportamiento empresarial en Itagüí durante 2024 merecen una reflexión profunda que vaya más allá de las estadísticas.
A primera vista, podríamos celebrar que se registraron más matrículas (3,870) que cancelaciones (3,791), arrojando un saldo positivo de 79 unidades comerciales. Pero detengámonos un momento: un crecimiento del 2.1% en el tejido empresarial de la ciudad industrial más importante del Valle de Aburrá, ¿es realmente un logro o más bien un síntoma de estancamiento?
La respuesta a este interrogante se torna más preocupante cuando escarbamos en los detalles. El déficit de 225 personas naturales —esos valientes emprendedores individuales que son la columna vertebral de nuestra economía barrial— nos habla de un entorno hostil para quien decide emprender sin el respaldo de una estructura societaria. Mientras tanto, las sociedades crecen con un saldo positivo de 354 nuevas unidades.
Aquí surge la primera pregunta incómoda: ¿Por qué se cierran los pequeños negocios mientras florecen las sociedades? La brecha entre ambos mundos empresariales parece ensancharse, reflejando desigualdades estructurales en nuestro modelo económico local.
Más inquietante aún resulta descubrir que el 35.5% de las cancelaciones registradas en 2024 corresponden a "depuraciones administrativas" —empresas que dejaron de operar hace hasta cinco años pero que se mantuvieron como "zombis" en los registros. Esto no solo distorsiona la lectura de la realidad económica actual, sino que evidencia fallas sistémicas en nuestros mecanismos de seguimiento y acompañamiento empresarial.
Y es aquí donde debemos preguntarnos: ¿Dónde ha estado la Dirección de Desarrollo Económico del municipio?
Esta dependencia, que debería ser el faro y motor de nuestro progreso económico, parece navegar sin brújula en momentos críticos. Su papel no puede limitarse a gestionar trámites o administrar recursos; su misión esencial es anticipar crisis, detectar tempranamente sectores en riesgo y, sobre todo, diseñar políticas que respondan a las necesidades reales del ecosistema empresarial itagüiseño.
¿Cómo es posible que no contemos con información sistematizada sobre las causas de cierre de negocios? La respuesta de la Cámara de Comercio es reveladora: en el proceso de cancelación, la información sobre el motivo de cierre es "OPTATIVA". Esta falta de datos cruciales para la toma de decisiones refleja un vacío de política pública que la Dirección de Desarrollo Económico debería haber identificado y subsanado hace años.
Mientras entidades municipales similares en otros territorios han implementado observatorios económicos, sistemas de alerta temprana para empresas en riesgo y programas de intervención específica para sectores vulnerables, nuestra Dirección parece conformarse con ser un espectador pasivo del devenir económico local.
Los datos de 2024 son claros
necesitamos una Dirección de Desarrollo Económico proactiva que:
1. Diseñe programas específicos de apoyo a emprendedores individuales, quienes actualmente están abandonando el mercado a un ritmo alarmante.
2. Establezca mecanismos de seguimiento y acompañamiento que eviten que las empresas cierren silenciosamente para luego convertirse en "fantasmas estadísticos" que se depuran años después.
3. Genere información cualitativa de valor sobre las causas reales de fracaso empresarial, permitiendo así intervenciones más precisas y efectivas.
4. Articule el ecosistema empresarial de manera que las grandes sociedades en crecimiento generen oportunidades para los pequeños emprendedores locales.
La pandemia de 2020 no puede seguir siendo la justificación predilecta para explicar los desafíos económicos actuales. Han pasado cinco años —tiempo suficiente para que una Dirección de Desarrollo Económico competente hubiera implementado planes de contingencia, recuperación y, sobre todo, transformación.
El balance empresarial de Itagüí en 2024 no es solo un conjunto de cifras; es un llamado de atención sobre la necesidad de replantear el enfoque y alcance de nuestras políticas de desarrollo económico local. La competitividad y sostenibilidad del municipio industrialmente más relevante del sur del Valle de Aburrá depende de ello.
Quizás ha llegado el momento de preguntarnos no solo cuántas empresas nacen o mueren en nuestro territorio, sino también qué estamos haciendo —o dejando de hacer— para asegurar que Itagüí siga siendo el motor económico y empresarial que históricamente ha sido para Antioquia y Colombia.
*Está opinión es personal y no compromete a Actualidad Metropolitana.
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