Opinión- Actualidad Metropolitana
Lunes 9 de diciembre de 2024
Por: Walter Betancur Montoya
Concejal de Itagüí
Quiero reflexionar sobre un tema fundamental para nuestra democracia en Colombia: el Estatuto de Oposición, consagrado en la Ley 1909 de 2018. Este no es un simple texto jurídico; es un pilar que garantiza la pluralidad, el equilibrio de poderes y el respeto por las minorías en los espacios de decisión.
El propósito de este Estatuto es claro: fortalecer la democracia, darle voz a quienes piensan diferente y asegurar que la oposición tenga un rol legítimo y representativo en espacios como el Concejo Municipal. No se trata de un capricho, sino de una herramienta que permite que todas las fuerzas políticas, independientemente de su tamaño, puedan participar en el debate y la toma de decisiones.
Sin embargo, nos encontramos en un momento preocupante. Se nos está negando a los concejales de oposición el espacio que por derecho nos corresponde en la mesa directiva, en la vicepresidencia primera, violando no solo un mandato legal, sino también el espíritu de inclusión y pluralidad que define nuestra democracia. Esta decisión no solo afecta a quienes hacemos parte de la oposición, sino que envía un mensaje equivocado a la ciudadanía sobre el respeto por la ley y los principios democráticos.
Es aún más preocupante cuando estas acciones se justifican con alianzas políticas que confunden la verdadera independencia de la oposición. Casos como el del concejal Elkin Zuleta, del Partido Liberal, quien actúa en concordancia con el gobierno de turno mientras ocupa el espacio destinado a la oposición, pone en duda el compromiso con los valores democráticos que todos deberíamos defender. Mientras tanto su sobrino Sebastián Zuleta, goza con el beneficio de ser secretario del actual alcalde Diego Torres. ¡qué coincidencia! ¿no?
No respetar el Estatuto de Oposición es un retroceso para nuestra democracia. Es cerrar la puerta al diálogo, a la deliberación y a la construcción de consensos. Recordemos que gobernar no es imponer, sino escuchar y representar a todos, incluso a quienes piensan diferente.
Por eso, hago un llamado a este cuerpo colegiado para que reflexione. Respetar el Estatuto de Oposición no es solo cumplir con la ley, sino honrar el principio de pluralidad que sustenta nuestra labor. La democracia se construye en la diferencia, y el liderazgo se demuestra abriendo espacios, no cerrándolos.
Hagamos lo correcto. Honremos nuestro compromiso con la ciudadanía y con los principios democráticos que todos juramos respetar.
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